sábado, 12 de abril de 2014

FELIZ PASCUA








Hace años, tres árboles de un bosque se contaban sus ilusiones y sueños una tarde de verano. El primero de los árboles dijo que soñaba convertirse en un bello cofre lleno de oro, plata y tesoros. El segundo árbol contestó que él prefería ser un navío poderoso, que llevara reyes y reinas a nuevas tierras que descubrir. El tercer árbol dijo que quería ser lo que era, árbol, pero el árbol más grande y alto del mundo. Tan grande y tan alto que pudiera ser el que estuviera más cerca de Dios.

Pasó el tiempo, y un día unos leñadores aparecieron en el bosque. Se acercaron al primer árbol y dijeron: "Este parece un árbol de buena madera. Lo cortaré para venderlo a un carpintero artesano". Ante el segundo dijeron: "Este árbol es resistente y fuerte, seguro que podemos vender su madera a un astillero". El tercer árbol al ser talado se dio cuenta que jamás conseguiría su sueño de ser el árbol más alto del mundo y estar cerca de Dios.

Cuando el primer árbol fue llevado al carpintero, este hizo de él un comedero de animales para un establo. El segundo fue transformado en una pequeña embarcación para un pescador, y el tercero fue cortado en tablones que se amontonaron en un almacén.

Siguió pasando el tiempo y una noche de invierno, un hombre y una mujer embarazada, llegaron al establo. Ella dio a luz a un niño, al que envuelto en pañales lo colocaron en el pesebre hecho de la madera del primer árbol. Años más tarde, varios hombres se subieron a la barca hecha con la madera del segundo árbol. Mientras cruzaban un lago, uno de ellos se durmió y al poco se desató una tormenta. Los otros le despertaron pensando que la barca no aguantaría las embestidas del agua. El se levantó y le gritó al viento: "¡Cállate!" y la tormenta se apaciguó. Finalmente, tiempo después, alguien se acercó a coger los tablones del tercer árbol. Unió dos en forma de cruz y los pusieron encima de un hombre ensangrentado que recorrió la ciudad entre los improperios de los demás. A las afueras de la ciudad lo sujetaron con clavos a la cruz y la levantaron en alto hasta que murió a la vista de todos.

Los tres árboles se dieron cuenta entonces que habían conseguido sus sueños. El primero había sido un cofre de tesoros, ya que había acogido al Hijo de Dios al nacer; el segundo había transportado al Rey de Reyes en su predicación y el tercero había elevado al mismo Dios en el árbol de la Cruz.

Muchas veces tenemos la sensación de que todo salta por los aires, de que todo nuestro mundo se desmorona y de que no seremos capaces de alcanzar nuestros sueños. Y muchas veces lo que ocurre es que Dios tiene preparados otros planes para nosotros. Planes que, sin duda alguna, serán mucho más espectaculares de los que nosotros hayamos imaginado.

¡Feliz Pascua!

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